Rezago del suspiro...
Evade mi sombra.
Se dispara...
Intranquilo.
Cruentas caricias...
Que te mitigan profundamente.
Que te encienden.
Y amargas, beben desde tus párpados...
La promesa de un vestigio:
El origen de una tormenta...
Fría y dulce, en su morada.
Donde me duermo, ante su puerta.
Puliendo un cristal uniforme,
Dando vida a una esperanza.
Mato en ella el dolor errante...
de, en tu mente, un equívoco.
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Despídete, benévolo carcamal.
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Despídete, benévolo carcamal.
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